El Roscón de Reyes

El conocido Roscón de Reyes, se toma de postre o de merienda el día de Reyes, siendo ésta la última de las celebraciones de la temporada navideña. El que se hace en España  tiene forma de rosca, más o menos imitando una corona real, cubierto de frutas escarchadas, que semejan las joyas de la corona, llevando escondida en su interior una pequeña sorpresa, a veces de gran lujo y valor.

 
La tradición dice que quien la encuentra tiene que pagar el roscón. Curiosamente, este dulce es conocido en la cocina portuguesa  como Bolo de Rei, aunque los ingredientes no son los mismos. La receta del roscón es antigua en el mediterráneo y también se encuentran dulces semejantes en la Provenza francesa.  El rey francés Luis XV quedó encantado con el roscón y se dedicaría a propagarlo, con una moneda en su interior como sorpresa, entre la aristocracia francesa y europea.

 
Así fue como llegó a España, de manos de la Casa de los Borbones, donde recibió una excelente acogida. Luego, la costumbre pasaría de los nobles al pueblo llano, siendo Madrid y Sevilla importantes baluartes de esta obra maestra de la repostería. Poco a poco, todo el país e Hispanoamérica se fueron dejando seducir por su sabor único. Es costumbre en muchos de aquellos países merendar el Roscón de Reyes con chocolate, además de adornarlo con miel y frutos del desierto, como dátiles o higos.

 
En la actualidad, el haba tradicional ha sido sustituida por otro tipo de regalos, llamados sorpresas. Por razones higiénicas, dichas sorpresas  deben ir cubiertas con un envoltorio protector y aislante. Originalmente, la sorpresa se hacía de porcelana o cerámica, y actualmente es de plástico resistente al calor. Se cree en algunos países, que la sorpresa representa al Niño Jesús, que tuvo que ser escondido y protegido en los días de su Nacimiento.  En algunos lugares se incluyen dos sorpresas: el haba y una figurita.

 

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